En Uruguay la población con al menos una discapacidad se estima en 210400 personas. Según el último censo del año 2011 había 4220 personas que se definían a sí mismas como ciegas y otras 57100 que tenían mucha dificultad para ver. En relación a la cobertura de las necesidades de asistencia o ayuda que las personas con discapacidad demandan para desarrollar algunas actividades funcionales del diario vivir, se estima que el 40% podía desplazarse fuera del hogar y el 20% de la población con discapacidad requería ayuda de otra persona tanto para cuidarse a sí misma como para integrarse al aprendizaje. “El Centro Tiburcio Cachón en el barrio Brazo Oriental en Montevideo, es el único instituto público de rehabilitación integral del país para personas con discapacidad visual: un espacio donde por más de cincuenta años cientos de personas aprendieron a andar de forma autónoma, se encontraron con otros en la misma situación y vencieron el miedo. En 2015 el Ministerio de Desarrollo Social comunicó que cerraría el centro para trasladar sus servicios a donde funcionaba el Instituto Nacional de ciegos “General Artigas” en Camino Maldonado y Libia (un predio público que hasta ese momento servía de asilo para personas con diferentes discapacidades.
Los usuarios del Cachón sentían que perderían su lugar (algo que va más allá del espacio físico) y rechazaron la decisión. Sentían que no se les había pedido opinión, y cuando hablaron no fueron escuchados.
Decidieron ocupar el centro durante 70 días entre abril y junio del año 2016: un grito a las autoridades y a sí mismos. Probablemente, una última lección del Cachón acerca de las cosas que podían hacer solos”.
Texto Virginia Méndez
Mi hermano Diego (39) perdió la vista cuando tenía dieciseis años luego de un largo proceso que terminó con el desprendimiento de la retina de ambos ojos. Con el tiempo este hecho fue cimentando mi interés por el mundo de las imágenes, y fue con la intención de “ver a través de los ojos de mi hermano” que comencé a investigar sobre la Fotografía y la ceguera. Desde que me sumergí en la fotografía documental tuve el deseo de contar historias relacionadas a la ceguera. Este proyecto documental surgió a partir de un fotoreportaje que tuvo su punto de partida en la ocupación del centro Cachón en el año 2016. En este tiempo he generado un vínculo muy estrecho con varios de los usuarios protagonistas y personas ciegas con las que tuve la suerte de coincidir, que me brindaron herramientas para un abordaje amplio del tema. Luego tuve la iniciativa de salir a documentar sus vidas fuera del centro, en sus hogares o en los lugares que habitan y transitan y que les permitieron ganar su autonomía. Diego hizo su rehabilitación en el Cachón y de alguna manera esas historias reflejan su historia de lucha, sacrificio y superación.